ADOLESCENCIA

Del libro “Canto Ante El Mundo”, Recital Poemas Selectos, pág 171

 

Cuando yo contaba

quince primaveras

visité la estancia:

las casas de piedra,

los ranchos de quincha, los largos potreros

alfalfados unos, otros con maleza,

y los callejones a cuyos costados

se estiran los cercos cual rudas culebras

casi sepultadas bajo del “loconte”.

¡Ah, todas las cosas estaban como eran…!

Ríos pedregosos

cerca de las breñas;

en las hondonadas, como en un contraste,

mis quietos hermanos… los cardos, las pencas,

custodios eternos, duros centinelas

de los caprichosos bosques de la sierra;

y en el mismo valle, sobre una atalaya,

abriendo su manto… como casta abuela,

silente, arruinada, muy pobre, muy triste,

mi querida y dulce casa solariega.

Apenas tenía

quince primaveras cuando volví a verla!

Era un día lento…

En las hora tibias de lánguida siesta

desde el cobertizo miraba las plantas

dormir… y las hojas temblar con la leda

soñación del viento.

¡Me hablaban las penas!

Pensé lo que he sido, lo que era y seré.

Como un zagalito tras de las ovejas,

entonando alegre cortos villancicos,

suaves cantinelas

cuántas veces fui!

Y para la trilla que su tiempo espera,

como aquel campero de potro greñudo

dando al guardamonte con las azoteras,

cuántas veces, cuántas, bajé de los cerros

la manada chúcara de ariscotas yeguas!

Fugaces recuerdos.

(Una coincidencia

disipó al instante

la voz de mis penas).

Del árbol vetusto

que bien se conserva

en el viejo patio

de la casa aquella,

pendía una torva guitarra olvidada

como una gitana de nudosas trenzas…

Yo vi que del árbol cayó un pajarillo

sobre el instrumento: picoteó las cuerdas

armónicamente. Después con sus alas

apagó las notas y hundióse en la esfera…

¿Qué trajo el divino

músico y poeta?

¡Como un gran designio me trajo una clave,

la sagrada clave de la musa inmensa!

Oyeme, si crees tú, mi buena hermana:

como el pajarillo músico y poeta,

yo caí del mís

tico árbol de la vida

sobre el arpa mía de amor y tristeza!

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AMO LA LLUVIA

Del Libro “Canto Ante el Mundo”. Recital “La fuente del Creador”

ALBERTO GABRIEL OCAMPO

 Amo la lluvia fina porque el mismo

 fenómeno siento dentro el alma

 cuando la veo deslizarse como

 llanto sentido que del cielo mana

 Mi corazón es nube dolorida

 de la que llueve siempre sobre mi alma;

 y es esa lluvia igual que la que veo:

       ¡lágrimas que son agua!…

 El cúmulo de nubes del espacio

 debe ser corazón que se desgarra…;

 que como el mío su dolor derrite

 al sublime calor de la esperanza.

 Y amo la lluvia fina porque el mismo

 fenómeno se ahonda dentro el alma.

       Y amo una y otra

       porque son, en Gracia,

 lágrimas de agua en la bendita tierra,

 y en mi triste interior, agua de lágrimas.

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ALBERTO GABRIEL OCAMPO: Nació en Sañogasta (La Rioja) el 16 de Octubre de 1901 y murió en Chilecito (La Rioja) el 1º de Octubre de 1979. Maestro Normal Nacional, fue designado Profesor de Literatura en virtud de su calificada obra Literaria.

 Se destacó además como político, impresor, conferencista y periodista. Sus creaciones literarias en prosa y verso fueron publicadas en nuestro país y en el extranjero. Sus obras publicadas son: “Preludio en la Montaña” (1924); “Natal” (1926); “Canto ante el mundo” (Primera edición 1934, Segunda edición 1978), “La canción de los Valles” (1941); “Las almas de Kúntur” (1941); “El pensador de Samay Huasi” (1962); “El milagro en la tradición” (1972); “Audición Lírica” (1988), Primera Edición Póstuma, se presentó en Chilecito (La Rioja) y en Chos Malal (Neuquén) en 1998; “El Venado de Oro” (2005), Primera Edición Póstuma, se presentó el 15/10/2005 en Chilecito y el 16 en Sañogasta. En ambos casos, en las respectivas casas del poeta.

 En su impresora Kúntur de Chilecito, publicó los periódicos “La Voz del Oeste” (1932) y “Kúntur” (1936). Asimismo allí editó con sus propias manos y en forma casi artesanal sus libros “La canción de los Valles” (1941) y “Las almas de Kúntur” (1941). Su hija e hijos continuamos la publicación de su extensa obra inédita. Una calle en Chilecito, una Biblioteca en Vinchina, la Sala del CENIELAR en La Rioja Capital y una Sala del Museo Molino San Francisco en Chilecito, que cuenta con una vitrina con su capa y otros efectos personales y de su impresora y ediciones originales de sus libros, llevan su nombre.

 Su casa en el Barrio “El Pozo”, Paraje “El Brete” de Sañogasta, declarada Patrimonio Histórico en 2001, restaurada por el Municipio de Chilecito en 2004 e inaugurada como Biblioteca Pública el 26/08/2005, y su casa en Chilecito, José Hernández 67/75, que su hija e hijos conservamos como lo que fueron durante su vida y la de su esposa Guillermina Soprano Galea, y como ellos la dejaron al morir, serán en forma permanente “UN ESPACIO PARA EL CULTO DE LA AMISTAD Y DE LA POESIA VIVA”. Ambas pueden ser visitadas y utilizadas para la realización de actividades culturales, artísticas y educativas. El espíritu de Doña Guillermina y el del poeta, habitan en ellas.

REFERENCIAS: Ruth Nicolasa Victoria Ocampo de Díaz. Joaquín V. González 574 (5360) Chilecito. La Rioja. Teléfono: 03825 422174.

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BOHEMIA

Alberto Gabriel Ocampo (Del libro “Canto Ante El Mundo”)

No estoy rendido todavía hermano.

Muy poco aún pude igualar las finas

cuerdas de este instrumento: pero al cabo

 sabrás oírlas…

Al solo impulso de un precoz delirio

varias piezas toqué con ellas mismas:

nadie las reprobó ni nadie dijo

 – ¡bien ejercita!

Es que no tuve el auditorio necio

que aplaude en los festines de la vida

con ademán hostil y fraudulento

 las notas híbridas…

Es que no tuve oídos materiales

que al escuchar mi música idealista,

pusieran reprochando los compases

 el gesto en crispa

Es que no tuve más que la esperanza

por taumaturga de la acción votiva…

Y únicamente en mi mansión arcana

 Ella existía.

Yo he buscado las urbes abismantes

donde el vacío y el silencio liban

 sumos de eternidad y eternidades

 ya cristalinas…

Porque en esos lugares luctuosos

todas las variaciones de euritinia,

ensayando un variado repertorio

 el mal fustigan…

Porque allí humedecidos los balaustres

en que están incrustadas las clavijas,

ceden a ellas rotación constante

 magrura y rima.

Y allí el alma de Dios, honda, impoluta,

tiene una gran orquesta bendecida

para templar el arpa mas sañuda

 con su ara mística.

Esa virtud solícita del Numen,

noble heredad de la virtud divina,

ha llevado mi música a esas urbes

 apocalípticas…

Y por ella mis piezas he podido

tocar en las templadas cuerdas finas:

nadie las admiró ni nadie dijo

  – ¡mal ejercita!

No estoy rendido todavía. Quiero

soltar el vuelo de mi fantasía.

Nadie me privará porque aún tengo

 las alas limpias!

Con el batir del pensamiento alado

haré llegar, hermano, a toda prisa,

al corazón celeste del espacio, l

 las ondas líricas…

Tal como el aeronauta, el mismo fondo

del mar liviano llevaré por mira;

¡Y en mi ascensión este instrumento solo

  será un vigía!

Los paños intangibles del espacio

aquietarán las emisiones rítmicas

envolviendo las cuerdas, mientras tanto…

 vaya hacia arriba!

Los focos siderales, en la hoguera

que flagran con sus lenguas encendidas,

inflamarán los arcos y las cuerdas

 del arpa mía.

De esa hoguera sin fin, las llamaradas

han de dar más acústica a mis fibras…

¡Y esta ha de ser la clave de una escala

 dificilísima!

Me dispondré a ensayarla, pero a tiempo

descubriré en la soledad lumínica,

la irremediable ausencia de mis dedos…

 y de las rimas…

Descubriré que sólo he discurrido

con mi espíritu ansioso de conquistas,

y con un instrumento rotativo…

 mi fantasía!

Y una sed implacable de poeta

y una embriaguez de rojas lejanías

y un ardor infinito de grandezas

 y de mancillas,

me obligarán a descender al valle

para beber de la garganta andina,

en un sorbo melífico, inefable,

 todas las linfas;

a visitar mis montañeses bosques

salpicados de frescas florecitas,

las estancias, los ríos, y los montes

 y mis campiñas,

para sentir con el amor más puro

del ave la canción de sus albricias,

¡cuando llegue ensayando a son agudo

 la escala típica!…

Pero el gran desconcierto producido

por la unión de las músicas distintas;

el imán de los discos atractivos

 del ara mística;

la quietud sempiterna de lo arcano

—clave ignota que encubre a los artistas—

y otra vez el amor ya consagrado

 que nos da vida:

Me impondrán una grave providencia

de elevación y descensión continuas,

por los blandos caminos de la eterna

 mansión tranquila…

He de volar por los abismos altos

hasta la soberana gran Capilla

donde Dios armoniza con los astros

 la escala sísmica.

He de volver sobre la tierra insomne,

templada el arpa y con las alas limpias,

brindando el oro ardiente de los soles,

 sin avaricia…

Y aquí, cuando mis cielos silenciosos

orlen la noche con sus rosas ígneas

y todo calle, templaré muy solo

 las

cuerdas finas.

Y ante el connubio estrecho de las almas

que dan su fe en la potestad divina,

¡he de trinar mi escala de palabras

 esclarecidas!

…………..

Canción de la Usina

Como una mujer, sin descanso, la usina

delira en su sueño de luz;

e igual que una bestia sobada y cansina

se mueve, temblando su duro testuz.

¿Con quiénes delira? ¿Con quién ella sueña?

¿Será con la triste ciudad lugareña?

Un nombre renombra con fuerza absoluta:

la Tuta, la Tuta, la Tuta…;

Un nombre que dice su lengua, la biela,

que al recio manubrio transmite y transmuta…

los ritmos, un nombre que así la desvela:

la Tuta, la Tuta, la Tuta…,

la bella ciudad del gran valle,

la luz que la alegra, impoluta,

la casa, los huertos, la plaza, la calle:

la Tuta, la Tuta, la Tuta…,

los raudos volantes, las finas poleas,

el aire encerrado que a ratos inmuta,

Los volts, los amperes, las fúlgidas teas:

la Tuta, la Tuta, la Tuta.

Y sigue cantando la usina, aunque ronde

la gente y pregunte por cada “minuta”;

y a cada pregunta la biela responde:

la Tuta, la Tuta, la tuta.

………….

EL AGUA DE LA ACEQUIA

 Lengua maga, lengua informe,

   Larga lengua de la nieve,

               Que, desde la cumbre enorme,

       Clara o turbia, lenta o leve,

viene líquida, entre breñas, estirándose como una sierpe blanda y caprichosa, por las ásperas pendientes, por abruptas serranías- alto reino de la puna,- por los valles y los llanos y los huertos florecientes, espejeando como un vidrio convertido en linfa rauda que incesante y reflectora de cambiantes arreboles,

 Finge así una extraña cauda

que rodara por la tierra como un vómito de soles…;

viene líquida, entre riscos, corrediza, como aguja que, enhebrada con los hilos de su propia fluidez,

 mientras salta, se hunde y puja,

hilvanara los terrenos donde el sol, máquina bruja,

coserá un vestido verde de nativa sencillez;

viene líquida, entre hierbas, como un alma bienhechora,

 como un cúmulo de lágrimas fecundas,

como un grumo de la nube promisora

estrujada por el rayo de tormentas furibundas,

como un ansia incontenida que los gérmenes remueve,

         consolando…

  sollozando…

penetrando y animando… clara o turbia lenta o leve!

Por la boca angosta y curva de la acequia, entra y se afana

en medir los ritmos bruscos de su cando incomprendido:

por la boca de la acequia va tejiendo el filigrana musical

de su voz múltiple en su múltiple latido;

y así, grita, gime, llora, canta, silba sibilina,

 quieta un punto, viva y loca cien mil veces,

cual si fuera la expresión más argentina

de los duendes y los genios de los lares montañeses,

como que es el medio sacro con el que el Dios del universo

finca al mundo su armonía nunca extraña,

como que es el bien que vence la porfía de lo adverso

siendo el gárrulo lenguaje del gran Dios de la montaña!

¿Qué nos dice? ¿De qué parla? ¿Qué palabras articula?

Son fugaces sus vocablos mientras corre, mientras va…

Mas, queriendo que la escuchen en sus pláticas, ulula:

– a mis linfas, a mis ondas, nadie, nadie detendrá…,

 cuando a un tiempo se arrepiente…

         e impaciente

profundiza y nos confunde con su glu li blo lu la…

Prima el verbo incomprensible con la noche silenciosa,

y sus voces son entonces un murmurio undisonante

que trasmonta los espacios como el Ave religiosa

del divino Kúntur nuestro transformado en hierofante…

Una sola nota inmensa finca – siempre incomprensible,-

una sola nota inmensa con la noche y el azur…

Se extravía, se agiganta, se prolonga indefinible

mientras va descomponiendo su murmurio en mur.. mur… mur…

A su paso fugitivo y penetrante se reanima la floresta:

surge el brote, triunfa el germen y revientan los capullos…,

a su paso penetrante y fugitivo que divinamente gesta

otra vez armonizando sus bucólicos murmullos,

nuevamente departiendo con la noche y el azul,

e indecisa entre clamores y entre júbilos y arrullos

otra vez descomponiendo su bullir en bul…bul…bul…

Por la boca de la acequia, rápida, épica, sin calma

viene, llega, pasa, sigue, va la lengua de la nieve…

como el agua de mi llanto por los surcos de mi alma,

como el agua de mi llanto… clara o turbia, lenta o leve…

Poema de Alberto Gabriel Ocampo. Recital “La Fuente del Creador” del libro “CANTO ANTE EL MUNDO”

Ediciones 1934 (Buenos Aires) y 1978 (Impresora Kúntur, Chilecito; La Rioja).

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ALBERTO GABRIEL OCAMPO

Síntesis Biográfica

Nació en Sañogasta (La Rioja) el 16 de Octubre de 1901 y murió en Chilecito (La Rioja) el 1º de Octubre de 1979. Maestro Normal Nacional, fue designado Profesor de Literatura en virtud de su calificada obra Literaria. Se destacó además como político, impresor, conferencista y periodista. Sus creaciones literarias en prosa y verso fueron publicadas en nuestro país y en el extranjero.

Sus obras publicadas son: “Preludio en la Montaña” (1924); “Natal” (1926); “Canto ante el mundo” (Primera edición 1934, Segunda edición 1978), “La canción de los Valles” (1941); “Las almas de Kúntur” (1941); “El pensador de Samay Huasi” (1962); “El milagro en la tradición” (1972); “Audición Lírica”, Primera Edición Póstuma, se presentó en Chilecito (La Rioja) y en Chos Malal (Neuquen) en 1998; “El Venado de Oro”, Primera Edición Póstuma, se presentó el 15 de Octubre de 2005 en Chilecito y el 16 en Sañogasta. En ambos casos, en las respectivas casas del poeta. Se presentó en La Plata el 23 de mayo de 2014. En diciembre de 2017 la primera Edición Póstuma de “El llanto de las Cumbres”, presentado en el Salón de Actos de la Escuela Normal Superior “Joaquín V. Gonzalez” de Chilecito. En su impresora Kúntur de Chilecito, publicó los periódicos “La Voz del Oeste” (1932) y “Kúntur” (1936). Asimismo allí editó con sus propias manos y en forma casi artesanal sus libros “La canción de los Valles” (1941); “Las almas de Kúntur” (1941). Su hija e hijos continúan la publicación de su extensa obra inédita. Una calle en Chilecito, una Biblioteca en Vinchina y una Sala del Museo Molino San Francisco de Chilecito, que cuenta con una vitrina con su capa y otros efectos personales y de su impresora y ediciones originales de sus libros, llevan su nombre.

 Su casa en Sañogasta en el PARAJE “EL BRETE”, Barrio El Pozo, declarada Patrimonio Histórico en 2001, restaurada por el Municipio de Chilecito en 2004 e inaugurada como Biblioteca Pública el 26 de Agosto de 2005, y su casa en Chilecito , en la calle José Hernández 67/75, que su hija e hijos conservamos como lo que fueron durante su vida y la de su esposa Guillermina Soprano Galea, y como ellos la dejaron al morir, serán en forma permanente “UN ESPACIO PARA EL CULTO DE LA AMISTAD Y DE LA POESIA VIVA”. Ambas pueden ser visitadas y utilizadas para la realización de actividades culturales, artísticas y educativas. El espíritu de Doña Guillermina y el del poeta, habitan en ellas.