POEMA DE PRIMAVERA

ALBERTO GABRIEL OCAMPO

 

Las flores tienen lenguaje

que expresan con su color.

Por eso orlando el paisaje,

jardines, todo paraje,

son un poema de amor.

¡Ternura! dicen las lilas,

nardos y juncos ¡virtud!,

mientras leen las  pupilas

¡consuelo! en las sanas tilas,

y en cada rosa ¡salud!

Hablan las fresias, de ¡ensueño!;

los lirios, de ¡castidad!;

de ¡indiferencia! el beleño;

de ¡gracia! el clavel risueño;

las verbenas, de ¡humildad!

¡Ay! claman los alelíes,

y las pasionarias ¡fe!

Al beso de colibríes,

¡besos! gritan los “huríes”

y ¡quiero! el geranio al pie.

Conjugan los crisantemos,

con las resedas allá:

ellos, plural ¡amaremos!,

ellas, igual, ¡noviaremos!,

más las coronas, ¡quizá!…

Palabras son las corolas

que vibran en el pénsil:

las que oís, las de amapolas,

acacias, glicinas, violas,

las del ambiente cerril…

¡Oh flores humildes, suaves,

de mi périco alcor!

¡Cuál todas, agudas, graves,

de la gran dicha sois claves…

y enemigas del rencor!

Tumba tendré, cuando muera;

no pongáis flores allí!.

¡Mi espíritu en primavera,

verlas morir no quisiera

como me vean a mí…

Las flores son Dios, apura

llevarlas de muerte en pos.

¡Y si soy canción obscura,

no la ahoguéis, por ventura,

con el Poema de Dios!